El jardín de los vacíos

Lucía Cánobra Pompei





















Como un relámpago que cruza
las murallas,
el pasado incierto y la ansiedad

Canto
al paso de las aves
murmurando

El sino insostenible
de los mantras olvidados
o vacíos

Recipiente en seda,
cálidas mortuorias,
fantasía o libertad

Cambio el tono del registro
una suave nota
o golpeteo sobre la esperanza, o cuerda

Aquella no retorna
la entelequia pálida,
la interpretación feliz

De esta compañía indecorosa,
de caricias y abandonos
hacia el curso puro de los ríos

Su piel desnuda,
frágil, exacerva
la palabra en vilo de un laúd desvencijado

En su lamento cae,
extraña,
una gota de rocío en el cadáver

Sus cabellos hacia el cielo,
me sonríe el tiempo,
me aniquila

Me enternece la mirada de su ira.

El espacio o la explosión
de despedidas y violencias;
sangre en la mejilla,

Y otra noche expiro hacia el final,

La multitud cansada,
la expresión gastada
se resume en el aliento al vidrio,

Un vaho descompuesto
que me ubica en el antiguo vértice
rocoso, enmarañado,

Una mujer ante los vidrios
se refleja
en los cabellos en desorden,

El camino se estremece
y las sombras del jardín se difuminan
al asombro de mi fuego

De los tránsidos saludos
que reciben entre helechos,
anatemas

Y otros rezos en latín.