Extraña forma de salinidad

Lucía Cánobra Pompei















La minúscula expresión desprecia,
el antropófago demente corre,
acuoso, sereno,
sobre el insípido arenal.

Los cerros negros acompañan
la execrable danza-excusa
que arremete en el contorno de mi rito,
apenas olvidado.

Extraigo el saco, la arpillera
desde la violencia contenida por los días
de hambre,
exposición y encierrro.

La vitrina rota,
el público aterido,
la ciudad entera
encierra atmósferas y gravedades,
el animal,
el hombre-artista,
el concepto al medio,
un posible ataque,
solo habita en el estanque
desahuciados ya los peces sin color.

Caen las aristas
sobre el cuerpo muerto.
Cae el verbo
aprisionado entre las sombras de edificios
y arrabales desprovistos de sintaxis.

Suena un tango allá a lo lejos.
El océano se ahoga en amarillos.
Una forma de sentido-espuma.
Un escape hacia lo mismo.