Prometeo ediciones, La Serena, Chile, 2007
es este un libro terrible. es este también un libro hermoso, pertinente, lacerante... no quisiera confundir al expresar, o repetir, palabras tan manidas, pero a la vez entiendo que estas son entradas, pasadores que entremezclan ánimos, recuerdos y prejuicios de todo tipo, dejando a algunos a este lado, a otros dentro, y a unos pocos en la puerta, sin decidirse jamás a entrar.
de pronto está el naufragio, el vacío, la soledad, la angustia de no saber, la inestabilidad e incerteza, y posterior entereza de espíritu. porque si algo encuentra al interior de estas siguientes hojas –acabo de escribir hijas, pero tontamente corregí-, el tímido lector, es entereza, ya sea intelectual, espiritual o humana. bajo el peso del desastre, del desánimo, del punto cero, del volver a vivir, del volver a querer vivir… el reflejo es inmediato, todos hemos visitado esos lugares, al menos los hemos circundado, o atisbado. es sencillo sentir ese llamado, lo difícil es desenvolverse y regresar al nivel de flotación –conocido también como existencia-.
lucía cánobra nos presenta un texto portentoso, que nos remece, expulsa y bota, ya no sé si desde una embarcación firme o débil, desde una balsa, una tabla rasa o un palafito estático. con ternura herida nos tiende una mano, un gesto ausente que nos devuelve, en parte, y para siempre, el ánimo y la senda…
jazmín deformes
la serena, abril 2007
