
El inicio está en el verbo,
y el verbo está con Dios,
y el verbo es Dios.
El placer radica en conjugar,
en conjugarse,
en la conjugación frecuente,
sudada e insospechada.
Así las cosas,
la sintaxis representa al hombre -y a la mujer-
la mayor fusión posible,
en el entorno natural,
social
y trascendente.
Ilustración: Alicia Lidell