Procesión

Lucía Cánobra Pompei
Agosto, 2009





















Viérteme, sangrienta
a contraluz.

Viérteme en tu falda,
como en el transcurso de tus voces
que se ríen
o
que lloran
aduciendo a los enigmas,

desentrañas.

Viérteme la vida,
sacrifícame en tu ansia,
el anhelo de seguir.

Veo la ventana abierta,
sin poder cerrar,
sin poder huir hacia los bosques

en cenizas
de la noche interminable
o
más terrible.

Adivinas mi futuro entre las manos
enlazadas,
por gemidos y caricias
que recelan
a la furia del océano.

Me visitas cada noche,
me reviertes
en tu sombra que me cubre hasta el lamento
de las risas,
de tu espeso llanto
que consuelo a besos apagados
o
sombríos.

Vuelvo a ensimismar la melodía,
el piano extraña tu dolor
inexpresado.

Y en el susurro
vuelve cada vez,
soñando
una procesión hacia el collado
en que aducimos,
reencontramos
y la virgen de los ríos
nos recibe,

y nos da su bendición.